LA FAMILIA DE TEVYE, EL LECHERO

Por: Tomás Sánchez Rubio

El estreno como director del cineasta canadiense Norman Frederick Jewison fue una comedia cuya protagonista era una niña de cinco años a la que su padre, tras haber perdido todo su dinero jugando, dejaba olvidada en el casino. La película, de 1962, la primera rodada en Disneylandia y conocida en España como Soltero en apuros, contaba con un plantel encabezado por una jovencísima Claire Wilcox, un ya veteranoTony Curtis ─dueño precisamente de la productora del filme─, Suzanne Pleshette y Phil Silvers. A partir de ahí, comenzaría para Jewison ─tres veces nominado al Óscar como mejor director, antes de morir el 20 de enero de 2024 a los noventa y siete años─ una carrera de indiscutibles éxitos entre los que se cuentan El caso de Thomas Crown (1968), Jesucristo Superstar (1973), Rollerball (1975) o Hechizo de luna (1987). Recordemos que esta divertida y entrañable cinta, protagonizada por Cher y Nicholas Cage, le valdría a la veterana artista de ascendencia armenia el Premio de la Academia a la Mejor actriz.

Otro gran éxito dirigido y producido por el realizador sería El violinista en el tejado (Fiddler in the Roof), que se estrenó en Estados Unidos el 3 de noviembre de 1971. En la película se reflejaba, a modo de musical y con un curioso sentido del humor, la vida de un pueblo judío de Ucrania en plena época zarista. El filme en cuestión era una adaptación para la gran pantalla del espectáculo musical de Broadway, estrenado en 1964, del mismo nombre, con melodías compuestas por Jerry Bock y letras de Sheldon Harnick. El guion se debía al dramaturgo neoyorquino Joseph Stein, quien a su vez se había basado en las historias del judío ruso Sholem Aleichem, autor en cuya figura y obra vale realmente la pena detenerse.

Aleichem ─o Aleijem─ nació en 1859 en la localidad de Pereiaslav-Jmeinitski, en el centro de Ucrania, con el nombre de Sholem Yakov Nojúmovich Rabinóvich. En aquel momento el Imperio Ruso se hallaba bajo el gobierno del zar Alejandro II, sucesor de aquel Alejandro I retratado y descrito por León Tolstói en Guerra y Paz como “caballero gentil y de noble carácter”. Aleichem fallecería en 1916 en Estados Unidos, a donde había emigrado con buena parte de su familia dos años antes. Fue enterrado en el Mount Carmel Cemetery de Nueva York.

Sholem Aleichem sobresaldría, pasado el tiempo, como popular humorista y escritor de literatura en lengua yiddish, incluyendo novelas, cuentos y obras dramáticas. Promovió a varios escritores en ese idioma, y fue el primero en escribir historias infantiles en yiddish. A día de hoy sus obras han sido ampliamente traducidas. Recordemos que el yiddish, también conocido como judeoalemán,​ es una lengua hablada por las comunidades judías asquenazíes tanto del centro como del este de Europa, así como por sus emigrantes y descendientes en Israel, el continente americano y otros lugares del mundo. La base sintáctica y gran parte de su vocabulario o léxico provienen del alto alemán, aunque también posee influencias del hebreo ─sus caracteres son los mismos─​ y de algunas lenguas eslavas.

El caso es que a Aleichem se le comenzó a llamar «el Mark Twain judío», debido a que su estilo era similar al creador de Misuri, y a que uno y otro escribieron con seudónimo ─“Sholem Aleichem” no es ni más ni menos que el típico saludo en yiddish, pudiéndose traducir como “la paz sea con vosotros”─. Por otro lado, ambos autores escribieron para adultos y niños, y dieron clases por toda Europa y Estados Unidos. Se cuenta que cuando el bueno de Mark supo que a nuestro escritor lo llamaban «el Mark Twain judío», encargó que le dijeran que él se consideraba «el Sholem Aleichem estadounidense».

Volviendo al musical de 1964 El violinista en el tejado, germen de la película de Jawison, aquel se inspiró, como hemos indicado, de las historias de Sholem Aleichem, concretamente en la figura de Tevye ─o Tevie─, el lechero, y en la dura cotidianidad vivida con su familia y sus vecinos en el ámbito rural de la Rusia zarista.

Efectivamente, la acción de la película de 1971 se desarrolla en la aldea ucraniana de Anatevka, en el agitado año 1905, bajo la monarquía absoluta de Nicolás II. En la comunidad conviven una población judía y otra ortodoxa. Tevye, modesto trabajador de sol a sol, intenta mantener dentro del marco tradicional tanto su vida como la de su prole, en un momento en que los tiempos están cambiando rápidamente. Tevye tiene cinco hijas, y la mayor preocupación que lo atenaza tanto a él como a su mujer, Golde, es la de casarlas a todas con un hombre acaudalado, o bien poseedor de una sustanciosa herencia, para así terminar con su mísera existencia. Las tres mayores, Tzeitel, Hodel y Chava, son las que más cerca están de la edad casadera.

El final de la película desemboca en los conflictos de la conocida como la diáspora judía en la Rusia imperial, hecho por el cual las comunidades de esta religión son obligadas a abandonar sus tierras. La cinta retrata a su vez el descontento general por las decisiones gubernamentales y la influencia del marxismo en los grupos de emancipación emergentes que posteriormente darían origen a la revolución de 1917.

Haciendo un poco de historia, recordemos que en 1881 el zar Alejandro II fue asesinado en San Petersburgo por Ignacy Hryniewiecki, de origen judío, lo que produjo en la Rusia meridional una oleada de violencia que se prolongaría hasta 1884. Como consecuencia de este pogromo, casi dos millones de judíos emigraron hacia Estados Unidos o Argentina entre las décadas de 1880 y 1920. 

El sufrido personaje de Tevye, entrañable, socarrón y totalmente apegado a la herencia cultural familiar, es el protagonista indiscutible de la acción. En el filme fue encarnado por Chaim Topol, polifacético actor y cantante, además de ilustrador y poeta, nacido en Tel Aviv en la época del Mandato Británico de Israel. Con treinta y cinco años, y diez de experiencia sobre todo en teatro, su papel le valió un Globo de Oro, así como la nominación al Óscar al mejor actor. Muchas personas recordarán la memorable canción que entonaría al poco de comenzar la película, y que reflejaba su ingenua aspiración a una vida mejor, If I Were a Rich Man, compuesta por los antes citadosHarnick y Bock. No obstante, la elección de Topol como protagonista por parte del director fue algo controvertida, ya que rechazó a quien había desempeñado ese papel en el musical, el gran Zero Mostel ─al que dediqué hace unos años un extenso artículo, donde recordaba su magistral interpretación como el esclavo Pseudolus en Golfus de Roma (1966)─ . Acompañaban a Topol en El violinista en el tejado, dentro de un solvente plantel de intérpretes, la versátil actriz Norma Crane ─quien fallecería dos años después─, como su esposa Golde; así como Rosalind Harris, en el papel de su hija mayor, Tzeitel. Recordemos que Harris también desempeñaría el mismo papel en el musical de Broadway, reemplazando a Bette Midler, actriz muy conocida en nuestro país a partir de su desgarrador papel de la cantante de rock Mary Rose Foster en The Rose, filme de 1979.

Destacaría, asimismo, por mi parte, la presencia en la película del actor Paul Michael Glaser, quien encarna a Perchick, un estudiante de Kiev. Los habitantes de la aldea lo consideran un radical, al enfrentarse a los principios tradicionales de la vida comunitaria; al final acabará casándose con la hija mediana de Tevye, Hodel (Michele Marsh). Glaser, quien al año siguiente actuaría junto a Goldie Hawn y Edward Albert en Las mariposas son libres, se haría posteriormente muy popular en nuestro país por una conocida serie policíaca. En efecto, el actor centraría su carrera casi exclusivamente en la pequeña pantalla a partir de mediados de los 70, participando en producciones como Las calles de San Francisco o Kojak. No obstante, su lanzamiento al estrellato lo haría interpretando al detective David Starsky entre 1975 y 1979, junto a David Soul en el papel de Ken Hutchinson, en la serie Starsky y Hutch. Aquel legendario Ford Torino de color rojo con una franja blanca en los lados se convirtió, gracias al serial de televisión, en uno de los coches más famosos de la historia.

Respecto al rodaje del filme, las escenas principales se llevaron a cabo en los ingleses Pinewood Studios. En cambio, la mayoría de las tomas exteriores se realizaron en localidades de la antigua Yugoslavia, como Mala Gorica, Lekenik y Zagreb.

Con una acogida excepcional por parte de público y crítica, al final la película se haría con tres premios de la Academia: a la Mejor adaptación musical, Mejor edición del sonido y Mejor fotografía. Fue nominada para varios más, incluyendo Mejor película, Mejor actor y Mejor actor de reparto. En aquella edición, diremos que arrasaría en cuanto a galardones la memorable cinta The French Connection, de William Friedkin, en la que destacaría el papel del recordado actor gallego Fernando Rey.

Debo decir que la primera vez que la vi, en una reposición durante mi adolescencia, la película me divirtió y me entristeció a partes iguales debido a su agridulce final. El verla de nuevo, pasados los años, aparte de no haber dejado de decirme cosas ─como ocurre con toda aquella manifestación artística convertida en un clásico─, ha hecho que identifique sus escenas con las magníficas pinturas de Marc Chagall ─de cuyo fallecimiento se cumplirán en el próximo mes de marzo justamente cuarenta años─. Y es que, nacido en la actual Bielorrusia en 1887, en las obras de Chagall abundan las referencias a su niñez, inspirándose en las costumbres de la vida en su tierra natal y tratando con frecuencia temas religiosos, reflejando así su herencia judía. A este género pertenecen algunos de sus trabajos más importantes como La aldea y yoEl cumpleañosSoledad o La boda. También el genial artista pintó a un violinista tocando de manera melancólica ─o quizá no─, sentado en equilibrio aparente sobre la nieve, con su aldea al fondo, mientras a sus pies un pequeño perro le atiende como único espectador… Por una parte, al igual que en la obra de Aleichem, nos encontramos el violín, esencia y símbolo del pueblo judío en su constante ir y venir −recordemos la banda sonora de La lista de Schindler−; por otro lado, a quien ejecuta sus acordes tanto en los momentos de alegría, como de tristeza, bajo la sombra de un destino errante.

Para saber más, os recomiendo la siguiente e interesante publicación. La considero imprescindible a pesar de tener ya algún tiempo:

https://clementinelagranpantalla.blogspot.com/2011/11/el-violinista-en-el-tejado.html

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