Crónicas Literarias
Por: Isabel Rezmo

Uno de los libros que acabo de leer, es el último libro de Rosario Sabariego “Yo no sé de pájaros”,Eris Ediciones ,SL. Editorial de Jaén que poco a poco se abre paso en el Santo Reino, aumentando la producción editorial, cada día más presente y más importante en la ciudad y en la provincia.
Rosario Sabariego llevaba 10 años sin publicar. Su anterior trabajo Fracción Generatriz allá por 2013, supuso el inicio de un largo paréntesis, que no le ha apartado de su labor cultural y literaria, compaginándola en la radio universitaria (Uniradio Jaén) , artículos de opinión (Diario Jaén) en otras muchas actividades.
La libertad es un derecho que se pregona en la actualidad, pero creo que nunca llegaremos a entenderla. Este libro nos enseña a transitar por la vida, la valentía, la herida, el dolor, el deseo. Por las cicatrices, el miedo… Libres, sin ataduras.
Y su título, como un poema de Pizarnik, señala la búsqueda de la identidad perdida, del amor que tiene color de olvido o del silencio que da significado a la palabra:
“Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas”.
(A Pizarnik).
Sentirse jaula y saberse pájaro, habitar en la poesía. Y como ella Rosario nos enseña que los versos nos liberan del sufrimiento, de las vidas no vividas, de los abrazos no dados. Un proceso de autoconocimiento, también de vulnerabilidad. Siempre he pensado que nos cuesta mostrar esa cara oculta pero real del día a día; de la rutina, de las emociones. Para volar, hace falta caer. En cada bloque de este libro encontramos la enseñanza de lo inevitable. Recuerdo un poema del poeta Fernando Valverde que dice:
Hay tanta dignidad en el vacío,
tanto amor en sus vuelos,
que en el último instante escogen el silencio.
Sólo queda
el golpe de sus cuerpos contra el agua
como un rumor de viento imperceptible.
Desde esta habitación no puede verse el mar,
no existen altas rocas y no queda horizonte
que no hayan destruido.

He caído sobre la voz de un pájaro, y siento el silencio de su trino sobre el asfalto. He comido sus alas y han quebrantado mis manos en el vacío. Y duele, duele, lo mismo que su vuelo. Hacedme caso, convertiros en un pájaro. No os de miedo su incertidumbre, su vuelo. No os de miedo vuestros cerrojos, vuestras cargas, vuestros miedos. No os de miedo volar hacia la herida o hacia la verdad. La sonrisa no puede alquilarse, el dolor tampoco. Rosario nos da una lección magistral en este libro. Necesitamos señales y huellas: la poesía es el instrumento, es camino. Es instante y es refugio:
(...)
Decirlo hasta marearse.
Tragar el vómito de lo exprimido
Apilar en montones los estragos del tiempo
y perpetuar esa palabra no dicha.
(...)
Después de todo,
lo dicen las calles y sus sombras.
Hasta los silencios que no se escriben
ya que se han inmolado.
Decidlo.
El poema que cae,
el que llora, el que penetra...,
es un llanto escondido en la frontera.
Pero nada se esconde de la terrible guerra.
Todo huye de lo mismo.
Somos lo que somos cuando nadie nos ve.
¿Qué somos? Dimitimos de ser y aparentamos no ser. Seres esqueléticos, sin alma, que no quieren profundizar en sus tormentas para no crecer. Llega el momento de hacerlo. Abre la jaula. Y vuela, crece, siente. Libre.

Yo no sé de pájaros.
Rosario Sabariego
ISBN: 978-84-127763-7-9