DAVID UCLÉS: «NECESITO QUE EL LIBRO ME LLEVE A OTRO LUGAR, OTRO MOMENTO, OTRO CUERPO… QUE ME MEZA O ME SACUDA, PERO QUE NO ME DEJE INDIFERENTE».

Por: Isabel Rezmo

Proverso tiene el placer de entrevistar esta semana a un escritor que está creando tendencia, u que poco a poco se está situando entre los más destacados de este apis. La verdad que siendo de Úbeda, de Jaén, me confirma que esta tierra ha dado, y está dando grandes autores que debemos valorar.

Hoy tenemos la suerte de entrevistarlo, y de conocer algo más de su trayectoria y de su producción.

DAVID UCLÉS (Úbeda, 1990), licenciado y máster en Traducción e Interpretación, es, además, escritor, músico y dibujante. Ha publicado las novelas La península de las casas vacías (Siruela/2024), Emilio y Octubre (Dos Bigotes/2020) y El llanto del león, (Premio Complutense de Literatura/2019). Recientemente ha sido galardonado con las becas Leonardo y Montserrat Roig. Como músico, compone al arpa, al piano, al acordeón y a la guitarra; ha realizado la música de varias obras de teatro, documentales y exposiciones. En cuanto a su formación lingüística, ha trabajado en Alemania, Suiza y Francia como profesor de español, alemán, francés e inglés.

RP. : Buenas tardes, David. ¿Qué significa para ti la literatura?

DU: Evasión. Tanto como escritor como lector, lo que más a menudo le pido a un libro es que me evada —y a un proyecto propio, que pueda hacer viajar al otro hasta olvidarse de sí mismo—. Esto no quiere decir que no busque textos críticos que me ayuden a pensar el mundo. Pero, incluso en esos casos, necesito que el libro me lleve a otro lugar, otro momento, otro cuerpo… Que me meza o me sacuda, pero que no me deje indiferente.

RP; ¿Cómo llegaste a ella?

DU: Fui un niño muy inquieto, con tics y tocs, y cierta hiperactividad, que propiciaron que me naciera un deseo constante por descubrir nuevas cosas y aprender. Mi cuarto se me quedaba pequeño y los libros me ofrecieron cientos de mundos que podía transitar o usar de refugio. La literatura fue salvación.  

RP: Como lector, ¿qué autores te han influido más?

DU: Saramago me enseñó a soñar con escenarios imposibles; Nietzsche me dio varias bofetadas y me puso los pies sobre la tierra; Ovidio entrenó mi imaginación y agilizó la construcción mental de las realidades leídas; Ferlosio me mostró la inmensa paleta de colores con los que esbozar mundos… También me obsesioné con Mann, Sartre, Camus… Los leí muy joven; me brindaron una adolescencia inquieta y difícil, pero resultaron campo arado para reposar la semilla de la primera madurez.

RP: ¿Qué te mueve a escribir una historia?

DU: El consuelo de saber que el sueño edificado será hogar de muchos, amigos y desconocidos. Si estuviera solo en el mundo, cantaría, construiría, bailaría… pero no escribiría.

RP. El arte ha estado presente en tu vida: escritor, músico, dibujante y traductor. ¿Cómo traduces todo ese compendio en tu día a día y en tu producción?

DU: Creo que la escritura aúna todas esas cosas. Hay musicalidad en la prosa y en los diálogos, e imágenes dibujadas en la imaginación del lector. Quizás el cine sea aun más completo como arte; pero, por ahora, no me ha dado por coger una cámara. Escribir es un oficio tranquilo, y me gustaría, después de tantas mudanzas, tener una vida tranquila. 

RP: Has escrito tu última novela La península de las casas vacías’ después un laborioso trabajo de investigación. Volver la vista atrás a hechos tan cercanos y a la vez lejanos en el tiempo, pero que aún conservan parte de nuestra definición actual, ¿merece la pena? ¿Qué supone para el escritor y la persona en David Uclés?

DU: Siento que me enriquecí con toda la investigación. Ahora me siento más de mi tierra que antes, porque comprendí el dolor de quienes estuvieron aquí hace un siglo, cuyos cuerpos son el hormigón de las casas que hoy parecen ser nuestras. Antes era menos consciente de nuestras raíces más cercanas.

Rp: Tenemos ahora un afán de buscar una verdad absoluta mirando los hechos del pasado, pero creo que a veces tenemos una mirada obsesiva porque olvidamos comprender el pasado para construir el presente. ¿Hemos “olvidado” nuestras raíces? ¿Nos aferramos a esa verdad a veces contaminada para justificarnos’?

DU: Para olvidar hace falta recordar primero, y creo que el sistema actual no facilita el aprendizaje de nuestra memoria más reciente. Sin embargo, sin conocer verdaderamente la vida de nuestros antepasados, los españoles nos aferramos a una idea y la defendemos a capa y espada. Craso error.

RP: ¿Proyectos a corto plazo?

DU: Engordar los kilos que perdí con tanto viaje y seguir apuntalando otro proyecto literario casi tan rocambolesco como este —del que no puedo decir nada.

RP: Muchas gracias por acercarte a Proverso.

DU: Gracias a vosotros. Un placer.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *