ANTONIO TELLO, EL REGRESO IMPOSIBLE DE ODISEO

Por Jorge Rodríguez Hidalgo

Acaba de aterrizar en Barcelona el poeta, escritor y periodista argentino Antonio Eduardo Tello Argüello (Villa Dolores, Còrdova, 1945). Exiliado en Barcelona desde 1976, en la década de los 80′ estableció en Sant Pere de Ribes su segunda residencia. En 2013, decidió regresar a Argentina, donde durante más de diez años ha realizado una importante labor cultural que solo la llegada al poder del ultraderechista Javier Milei ha interrumpido y le ha obligado a volver nuevamente a Catalunya. ¿Cuántos exilios puede soportar un hombre? Antonio Tello ya va por el segundo (¿el definitivo?), y, como decía el poeta Joan Salvat-Papasseit (Barcelona, 1894-1924), “els anys passen de pressa” (los años pasan deprisa).

Primer exilio

          Nacido en Villa Dolores, una pequeña ciudad de la Córdoba argentina, a temprana edad se afincó en la segunda ciudad más importante de la provincia, Río Cuarto (capital alterna de Córdoba y de Argentina), donde se formó académicamente. Interesado en los estudios económicos, pronto destacó en el movimiento estudiantil y, como presidente del Centro de Estudiantes del Instituto Superior de Ciencias encabezó la lucha por la incorporación de este a la Casa de Altos Estudios, lo que propició la creación de la Facultad de Ciencias Humanas de la ciudad. Simultáneamente, se inició en el periodismo, especialmente el radiofónico, así como en su gran vocación, la escritura, cuyo primer fruto fue el libro de relatos “El día en que el pueblo reventó de angustia” (1973). Dadas sus grandes inquietudes culturales y sociales, escribió teatro, impulsó fanzines, cofundó revistas (Cine-Síntesis y Puente) y ensayó cuantos medios de expresión y divulgación tuvo a su alcance a fin de facilitar a la sociedad el acceso al conocimiento en su acepción más amplia.

          Su actividad febril en pro de la ciudadanía no pasó desapercibida para las fuerzas involucionistas del país, que, en torno al ejército, acabaron por perpetrar el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Tello, que había liderado una movilización estudiantil y sindical a raíz del asesinato, en Tucumán, de un estudiante, y que fue violentamente reprimida, fue señalado como un elemento subversivo a perseguir. En noviembre de 1975, la parapolicial Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) publicó una lista con diez nombres -entre los que se encontraba el suyo- para ser “depurados”, lo que obligó a Tello, con la ayuda de Amnistía Internacional, a huir de Argentina, junto a su esposa y sus dos pequeños hijos (el tercero nacería ya en Barcelona) y exiliarse en París. Tras unos meses en la capital francesa, se estableció en la Ciudad Condal, donde, además de ejercer el periodismo y labores editoriales, ha escrito la mayor parte de su obra.

          En Cataluña, Tello llevó una vida proactiva en la defensa de las libertades y los derechos ciudadanos en general, y de los autores, en particular. Como miembro del Comité de Empresa (1981-1982) del Grupo Z (trabajó en “Interviú”, “Lib” y otras publicaciones), reafirmó su compromiso con la libertad de conciencia de los periodistas. Fruto del mismo es la ideación de un Estatuto de Redacción, que propició que fuera despedido y que el entonces gobernador civil de Barcelona, el derechista Jorge Fernández Díaz, firmase una orden de expulsión de España, pues Tello carecía de la doble nacionalidad. Las protestas desde la cultura, el sindicalismo y la política, tanto en España como en Europa, fueron inmediatas, lo que permitió que, no solo la orden fuera revocada, sino que se le concediera la nacionalidad española. Años más tarde, y ya como Secretario de la Comisión de Derechos de Autor de la ACEC (Asociación Colegial de Escritores de Cataluña), entre 2003 y 2011, luchó por conseguir mejoras para los autores en los contratos de edición y traducción, así como para evitar los abusos editoriales en las obras de encargo y digitales.

El fin del exilio

          En 2013, Antonio Tello regresó a Argentina, tras casi cuatro décadas de exilio, a fin de conocer su propio país y divulgar allí la obra que había producido en Cataluña. Su intención era residir a tiempos iguales en Río Cuarto y en Barcelona, cosa que ha logrado durante la última década.

          Nada más llegar a tierras cordobesas, un importante grupo de escritores e intelectuales de la provincia le allanaron el camino para llevar a cabo una casi febril actividad cultural: ideó y presentó el programa radiofónico “La Torre de la canción, poética de la ciudad”, un espacio que mereció la declaración de Interés Cultural y Educativo por parte del Concejo Deliberante de Río Cuarto, así como una distinción, en 2015, por la Legislatura provincial de Córdoba. Entre ambos reconocimientos, en 2014, Tello fue nombrado Coordinador del Área de Literatura de la Casa de la Cultura provincial. Los proyectos más importantes que impulsó como coordinador fueron unos ciclos literarios -desarrollados en diferentes ciudades de la provincia- y la creación del Archivo Audiovisual de Poetas y Escritores de Córdoba. Más tarde, en 2021, se integró en el “Movimiento Bosques de la Poesía” creado por los poetas Leopoldo “Teuco” Castilla, Aldo Parfeniuk y Pedro Solans, y en 2023 fundó, junto con el poeta Diego Formía y los gobiernos provincial y municipal, un Bosque de la Poesía en homenaje al poeta cordobés Osvaldo Guevara, fallecido hace pocos meses. Ese mismo año, comenzó a dirigir el Área de Literatura de la Subsecretaría de Cultura municipal, desde la que puso en marcha el ciclo “Uno de los nuestros”, dedicado a los más importantes autores locales.

          En 2015, la Agencia Córdoba Cultura del Gobierno provincial le otorgó el Premio Reconocimiento al Mérito Artístico, en el apartado de Letras, por el conjunto de su obra y su contribución a la cultura. Posteriormente, fue nombrado Asesor ad honorem del Directorio de la Agencia Córdoba Cultura para Letras y Bibliotecas de la Provincia.

          En 2017, fue promovido a la dirección de “El Corredor Mediterráneo”, un suplemento cultural de la Subsecretaría de Cultura municipal y del diario “Puntal”, de Río Cuarto. La excelencia de su trabajo como periodista cultural le valió el reconocimiento de Eduvim, la editorial de la Universidad Nacional de la ciudad cordobesa de Villa María. Finalmente, en 2020, el Concejo Deliberante de Río Cuarto lo reconoció como Persona destacada de la cultura.

Segundo exilio

          La libérrima y rica actividad cultural e intelectual de Antonio Tello atrajo la atención del mundo de la cultura, pero también la de las fuerzas sociales y políticas reaccionarias, herederas ideológicas de la dictadura de 1976-1983. Las veladas amenazas de los últimos años fueron acentuándose proporcionalmente al ritmo que avanzaba en la calle el poder de los seguidores del ultraderechista Javier Milei, quien en junio de 2024 se ha hecho con la presidencia del país, lo que ha asestado el golpe definitivo a todas las iniciativas políticas, culturales y sociales independientes. Antonio Tello, hombre de ideas firmes pero abierto a las libertades de conciencia y expresión, convertido en centro de acosos múltiples, ha sido apartado de su quehacer y anatematizado hasta el punto de obligarle a tomar la que seguramente es la decisión más grave de su vida: exiliarse definitivamente y volver a la tierra que lo acogió, Cataluña, donde residen su esposa, sus tres hijos y sus dos nietos. El último acto de Tello en Argentina habla bien a las claras de su talante generoso y abierto, así como de buena parte del mundo cultural cordobés: la Biblioteca Popular Mariano Moreno, de Río Cuarto, ha dado espacio y nombre a la importante biblioteca personal “Antonio Tello”, que custodia su legado, consistente en obra propia, documentos, libros leídos y anotados, cuadros y fotografías procedentes del archivo de nuestro autor.

Obra

          Dada la temprana edad a la que hubo de desterrarse, Antonio Tello ha realizado la mayor parte de su obra en Barcelona (la excepción es su “ópera prima”, el libro de cuentos titulado “El día en que el pueblo reventó de angustia”, 1973). El dato no es fútil, pues durante su exilio ha sido ignorado por la crítica argentina, mientras que la española no ha dejado de considerarlo un autor trasterrado cuyas referencias no acababan de fijarse ni allende ni aquende el Atlántico. Ni ha sido adscrito al llamado “boom” de la novela hispanoamericana ni tampoco a las corrientes literarias hispánicas de finales del siglo XX. No obstante, Tello se siente deudor de la tradición literaria castellana (especialmente Cervantes) y la argentina (José Hernández y Jorge Luis Borges, entre otros), además de la literatura anglosajona (Faulkner, sobre todo) y europea en general (Kafka o Camus, por ejemplo), sin olvidar las grandes obras clásicas, como “La Odisea”, de Homero, cuyo protagonista, Odiseo, es una referencia de vida para Antonio Tello.

          La obra de Tello abarca los géneros narrativos (cuentos y novelas), poético, ensayístico y periodístico, más algunas incursiones en el teatro y en el fanzine. Lo que caracteriza su escritura es el estilo, dicho al modo del polímata francés del siglo XVIII Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon, para quien “el estilo es el hombre”. Y si el estilo es él mismo, su universo es también personal. Así, Tello se aleja voluntariamente de las corrientes, los modos y las convenciones de sus coetáneos. Su escritura, por ejemplo, ignora el argumento como elemento axial de las composiciones. Tampoco se deja seducir por el dialogismo ni se sirve del realismo como recurso fácil cuando se carece de ideas o de imaginación. Tello recrea universos que ocultan la inmediatez a fin de ahondar en ella de forma libre; es decir, radicalmente. Para ello emplea un lenguaje riguroso -y por ello mismo provocador- que le permite, paradójicamente, ampliar el espectro de significaciones y dotar a los textos de una intensidad dramática sin concesiones. Cuando en 2009 reunió, bajo el título de “El mal de Q.”, los cuentos escritos desde 1968, la crítica saludó la obra como “una pieza crucial de la literatura argentina del exilio”. Además del mencionado título, los principales libros de cuentos de Antonio Tello son “El día en que el pueblo reventó de angustia” (1973), “El interior de la noche” (1989) y el reciente “Voces del fuego” (2022).

          Su novelística se inicia con “De cómo llegó la nieve” (1987), a la que siguen “El hijo del arquitecto” (1992), “Los días de la eternidad” (1997), “Más allá de los días” (2016), “Romance de Melisenda” (2017) y “El maestro asador” (2020). El contenido de sus obras de ficción, sin duda, tiene como trasfondo la realidad vivida por Antonio Tello, si bien de manera tácita. Es posible seguir su biografía a través de su obra, lo que le ha llevado a confesar que él escribe un solo libro bajo formas diferentes. En este sentido, su poesía confirma con mayor intensidad, si cabe, lo que cuentos y novelas presentan con extensión. Si bien destruyó su producción poética escrita hasta principios de los 80′ del pasado siglo, en 2004 dio a la imprenta su primer poemario, “Sílabas de arena”, una obra capital que contiene toda la poética de Tello. A “Sílabas…” le seguirían, entre otros títulos, “Conjeturas acerca del tiempo, el amor y otras apariencias” (2009), “Nadadores de altura” (2011), “O las estaciones” (2012), “Lecciones de tiempo” (2015), “En la noche yerma” (2019) y “Asteroides” (2023). Puede decirse que la poesía de Tello es la quintaesencia de su escritura, y le sitúa en la línea de poetas como Juan Ramón Jiménez, José Ángel Valente e incluso T. S. Eliot o Ezra Pound.

          Tello ha sido incluido en numerosas antologías, como “Transatlánticos. Cincuenta argentinos poetas de/en Barcelona” (2011), “Antología Federal. Región Centro” (2018) o “Poesía Argentina Contemporánea” (2021). A su vez, ha antologado a otros creadores: “10 Narradores cubanos” (1977) y “La doble sombra. Poesía argentina contemporánea”, esta última en coedición con José Di Marco (2014).

          Por su parte, los ensayos son un reflejo de su filosofía (amor a la sabiduría) y de su preocupación por la sociedad en que vive. Si “Extraños en el paraíso” (1997), por ejemplo, es una reflexión sobre la condición de extranjero, “Breve historia de Argentina, claves de una impotencia” (2007), “Atlas básico de política” (2007), “Diccionario político. Voces y locuciones” (2012) y “¿De qué libertad hablan?” (2023) amplían su mirada sobre el conjunto de la sociedad de su tiempo. Una mirada que se completa con la atención a la literatura, al origen del lenguaje y a aspectos de índole intimista, como en “El Quijote a través del espejo” (1989), “Historia particular de cien palabras” (2013) o “Gran diccionario de voces eróticas de España e Hispanoamérica” (1992), respectivamente.

          La vasta obra de Antonio Tello (más de cincuenta títulos) se ha ocupado también del teatro (“Noche terrible”, con Ángel Franco, 1975; “Ángel que estás en los cielos”, 1986), la literatura infantil (a destacar, entre otros, “Me llamo Leonardo”, 2004; “Me llamo Miguel de Cervantes”, 2005 o “Yo, Einstein”, 2009), biografías (“Elvis, la rebelión domesticada”, 1977, junto con Gonzalo Otero Pizarro; “Todo Picasso”, 1978, con Jean-Pierre Palacio; “Leonardo”, 2006 o “Miguel Ángel”, 2006) y canciones (“A orillas del río”, “Preludio de O las estaciones”, y otras, junto con el maestro Jorge Sarraute). Asimismo, es autor de documentales sobre autores cordobeses, entre los que cabe destacar al ya mencionado poeta Osvaldo Guevara.

El valle de Sant Pere de Ribes

          Antonio Tello/ Odiseo sabe qué es volver a su tierra y sentirse tan extranjero como fuera de ella, como le ocurriera al héroe griego. Ahora, lejos de su Córdoba natal, extranjero también a su pesar, contempla, desde el “Castell d’en Kafka”, el valle de Sant Pere de Ribes, mientras se repite: “tengo tanto por hacer…” Y trabaja, escribe. “El Corredor Mediterráneo” sigue siendo una apuesta de presente y de futuro porque las nuevas tecnologías se lo permiten. Es un poeta, es decir, “un trabajador”: en los últimos meses ha terminado un nuevo poemario, “Roma, 2023 d. C.” y ha iniciado otro. Porque la vida y la obra de Tello son una cosa y la misma. Porque el extranjero, cuyo regreso es imposible, no deja de imaginar la llegada definitiva… a su propio centro.

Un comentario en «ANTONIO TELLO, EL REGRESO IMPOSIBLE DE ODISEO»

  • diciembre 19, 2024 a las 6:31 pm
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    excelente recorrido de una obra tan fecunda, Antonio

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