WALLACE STEVENS: TRES POEMAS

La Closerie des Lilas

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En este tiempo estoy leyendo la poesía de Wallace Stevens,  aunque la poesía norteamericana nunca ha sido mi fuerte, pero sí encontré una edición de su Poesía Reunida por la editorial Lumen y una vez puesta manos a la obra, decidí subir a la revista algunos de sus poemas y hablar un poco de la visión que, me había parecido tras su lectura.

Al igual que  T. S. Eliot, se une a la corriente del modernismo anglosajón. Como recoge Zenda en un análisis de su vida y obra,   trabajó toda su vida como abogado de compañías de seguros. En 1955 obtuvo el Premio Pulitzer de Literatura. Su obra recibió más atención tras su muerte, y muchos poetas como John Ashbery o Mark Strand han reconocido su influencia.

Algunos de sus mejores poemas están contenidos en Harmonium (1923), Ideas de orden (1935), El hombre con la guitarra azul (1937) y Las auroras de otoño (1950), solo fue reconocido internacionalmente cuando publicó los Poemas completos en 1954. Desde los años treinta, Stevens fue llenando de notas varios cuadernos, con o sin título. A menudo anotaba frases o dichos de otros que le habían llamado la atención leyendo, y a veces también sus propias reflexiones, a las que tituló habitualmente, en latín, Adagia. Los aforismos de Stevens fueron publicados en 1957, dos años después de fallecer. En ellos hay un patente interés por cuestionarse la función de la poesía en el mundo moderno:

“Toda poesía es poesía experimental.”

“Así como la razón destruye, el poeta debe crear”

“Poesía es la afirmación de un vínculo entre un hombre y el mundo.”

Quizás lo más llamativo es la creciente oscilación en su poesía por comprender la naturaleza humana o incluso una crítica hacia el descontento con la realidad y con la vida. La siempre lucha entre el pensamiento/la razón y el sentimiento; lucha a veces desigual que sólo se logra superar por el acto meramente contemplativo al que se llega tras las experiencias, y donde ahí  la poesía tiene mucho que decir.

Se consideró un eremita , Stevens exploró hasta el final la interiorización del mundo iniciada por los románticos, creando un universo poético  lleno  de días, de luz, de celebración y felicidad.  

En su bagaje de lecturas, destacaban las que había hecho en Harvard  Paltón, Lucrecio, Goethe, Shakespeare, Milton y todos los románticos. En 1898, su madre le había regalado una edición en doce volúmenes de las obras completas de Ralph Waldo Emerson, que conservó durante toda su vida y que no dejó de leer y subrayar y que constituye, junto a la de Wordsworth, su influencia más evidente. También  había leído toda la tradición francesa, especialmente a los simbolistas, desde Baudelaire, Mallarmé y Verlaine hasta Paul Valéry. Halló inspiración en Laforgue, asimiló la poesía de Corbière, Gauthier y Apollinaire.

Sirva de ejemplo algunos de sus poemas, expresando UNA FE CIEGA en ellos , una realidad tangible que se basta así misma. Gracias a ella el ser humano entra en conflicto entre lo que vive y lo que piensa.

“Cuando se ha abandonado toda fe en Dios, la poesía es ese principio vital que ocupa su lugar como redentora de vida.»

TRES POEMAS:

El poema que ocupó el lugar de una montaña

Allí estaba, palabra tras palabra,
El poema que ocupó el lugar de una montaña.

Él aspiraba de su oxígeno,
Incluso cuando el libro yacía del revés sobre el polvo, en su mesa.

Le trajo a la memoria cómo necesitó
De algún lugar para seguir su rumbo,

Cómo llegó a recomponer los pinos,
A trasladar las rocas, abrir camino entre las nubes,

Para una perspectiva que sería perfecta,
Donde él se consumase en una inexplicable consunción:

La exacta roca en donde sus inexactitudes
Descubriesen, al fin, el panorama hacia el que había tendido,

Donde pudiese yacer y, contemplando el mar,
Reconocer su hogar, único y solitario.
Tatuaje

La luz es una araña.
Se arrastra sobre el agua.
Se arrastra por los bordes de la nieve.
Se arrastra por tus párpados
y pone allí sus telas
—sus dos telas.
Las telas de tus ojos
se sujetan
a tu carne, a tus huesos
como a vigas o a hierba.

Hay hebras de tus ojos
sobre la superficie de las aguas
y por los bordes de la nieve.
Navegando Después De Comer

Es la palabra peyorativo lo que hace daño.
Mi viejo barco da vueltas con una muleta 
 y no da con su vía de salida.  

Es el momento del año  y es el momento del día.
Quizás es la comida que nosotros tuvimos
o la comida que deberíamos haber tenido.

Pero yo estoy, en cualquier caso,
en el lugar menos propicio,
y soy el hombre menos apropiado.

Mon Dieu, escucha al poeta y su rezo.

Lo romántico debería estar aquí.

Lo romántico debería estar allá.

En todas partes tendría que estar.
Pero jamás lo romántico debe quedarse.
Mon Dieu, y jamás debe volver otra vez.

Esta tosca, histórica vela
a través del azul del lago más vetusto
en un barco en verdad vertiginoso
es por completo el fraude más insulso…

Es todo menos lo que uno alcanza a ver.

Es sólo el modo de sentir de uno: decir
donde mi espíritu está estoy yo,
decir el leve viento bate la vela,
decir el agua es hoy ligera,
suprimir toda persona y ser pupilo
de la radiante rueda y así dar
esa liviana trascendencia a la andrajosa vela,
por la luz, el modo de sentir de uno, intenso blanco,
y luego abalanzarse deslumbrante a través del aire del verano.

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