FREDDIE CLEGG, UN COLECCIONISTA (CRUELMENTE) ENTRAÑABLE

Por: Tomás Sánchez Rubio


La coproducción americano-británica, The Collector (conocida como El coleccionista en España), se estrenó primero en las salas de Estados Unidos el 17 de febrero de 1965. En el Reino Unido, lo haría el 22 de noviembre, mientras que a nuestro país llegaría el 20 de diciembre. Precisamente en esa misma fecha se estrenaba en las salas nacionales la película Cabriola, la octava protagonizada por Marisol. El realizador y guionista de Cabriola era Mel Ferrer, muy popular también en su faceta de actor, y casado aún en aquella época con la maravillosa Audrey Hepburn. Acompañaban a la pequeña estrella malagueña el rejoneador de La Puebla del Río Ángel Peralta, así como un Pedro Mari Sánchez de apenas diez años.

El filme El coleccionista estaba dirigido por William Wyler (1902-1981), prolífico y ya entonces veterano realizador, nacido en la actual Alsacia francesa y educado en Suiza, pero que desarrollaría su carrera en Estados Unidos a partir de 1921.  De talento precoz y con excelentes relaciones en el medio cinematográfico, fue el más joven director de la Universal ya en 1925. Entre sus trabajos anteriores a la obra tratada aquí, destacaron, entre otros, Jezabel (1938), La loba (1941) ─ambas protagonizadas por Bette Davis─, la superproducción Ben Hur (1959), o bien The Children’s Hour (1961). Esta última película, conocida como La calumnia en nuestro país, basada en la obra de teatro homónima de Lillian Helman, y con Shirley MacLaine y Audrey Hepburn como protagonistas, destacaría como un drama psicológico no solo brillante en su interpretación, sino ciertamente transgresor en aquellos momentos por su argumento.

El guion de El coleccionista fue adaptado por Stanley Mann y John Kohn, a partir de la novela del mismo título ─y primera─ del escritor inglés John Fowles.  El éxito de esta ópera prima publicada en 1963, hizo que Fowles dejara la docencia para dedicarse en exclusiva a la creación literaria. El relato se inspiraba, con alusiones directas, en la relación entre el monstruoso Calibán, hijo de la bruja Sycorax, y Miranda, la hija del rey Próspero, de la obra La Tempestad de W. Shakespeare; por otro lado, se comparó pronto con la novela publicada en 1959, Psicosis, del estadounidense Robert Bloch ─discípulo del gran H.P. Lovecraft─, y llevada al cine al año siguiente por Alfred Hitchcock.

La novela El coleccionista, al igual que el filme de Wyler, está protagonizada por un solitario e introvertido joven, Frederick Clegg, quien trabaja como administrativo en unas importantes oficinas. Tiene una existencia anodina y, aparentemente sin grandes aspiraciones, cultivando en su tiempo libre la afición, o mejor dicho, la obsesión de coleccionar mariposas. Clegg siente una morbosa fijación por Miranda Grey, una chica de buena familia y estudiante de arte, con quien no es capaz de establecer ningún tipo de contacto personal. Un día, Clegg gana un importante premio en las apuestas. Abandona su rutinario empleo y se compra una casa en la campiña. En su soledad, decide secuestrar a Miranda. Así formaría parte de su colección de especímenes bellos e inanimados, y, además, con el tiempo, se enamoraría de él. Llegado el momento, tras sedarla con cloroformo, la encierra en un sótano que había preparado especialmente en su nuevo hogar. Cuando la joven se despierta, se enfrenta a su captor y le recrimina tan enfermiza acción. Clegg, avergonzado, le promete que la dejará ir después de un mes. Le asegura que la tratará con respeto y le permite ciertas libertades, como bañarse en la casa; por otra parte, le ofrece constantes obsequios.

En la novela hay una segunda parte que refleja el punto de vista de Miranda, a partir de fragmentos de un diario que logra escribir durante su cautiverio. Clegg la asusta, y no logra entenderlo al principio. Miranda recuerda su vida previa al cautiverio, y muchas de las partes del diario están dirigidas, bien a su hermana, bien a una figura masculina, a quien refiere como G.P., de la que finalmente se da cuenta de que está enamorada. Al principio, Miranda cree que su captor alberga una motivación sexual para el rapto; sin embargo, a partir de las acciones de Clegg, se da cuenta de que no es así. Comienza a sentir pena por él, comparándolo con el personaje de Calibán de la obra de La Tempestad de Skakespeare -mencionada anteriormente-, debido a su obsesión por ella. Clegg le dice en cierto momento que su nombre es Ferdinand, el cual, en la obra del genio inglés, será quien se gana el corazón del personaje de Miranda.

La muchacha intenta escapar en múltiples ocasiones, todas abortadas por Clegg. También intenta seducirlo con el fin de que la deje en libertad. A medida que Clegg se rehúsa a dejarla ir, Miranda comienza a fantasear con la idea de matarlo. Luego de un intento fallido, Miranda comienza a sentir pena por ella misma. Cree que acabar con su captor la rebajaría a su nivel, y desiste. A partir de ahí comienza a sentirse mal y acaba falleciendo.

La última parte de la novela vuelve a ser narrada por Clegg. Tras la muerte de Miranda, desea suicidarse, pero tras encontrar su diario y enterarse de que ella nunca lo amó decide que está mejor sin ella. El libro termina con su pretensión de secuestrar a una nueva chica.

El tema de la obsesión y el secuestro, explorado en El coleccionista, se ha retomado y desarrollado en películas posteriores que han profundizado en la figura del psicópata. Pensemos, por ejemplo, en Átame (1989), dirigida por Pedro Almodóvar, y protagonizada por Victoria Abril y Antonio Banderas.

Debemos decir que la adaptación cinematográfica de 1965 se enfocará sobre todo en el aspecto visual del secuestro y la atmósfera de suspense, simplificando la complejidad psicológica de la novela, y cambiando el desenlace y la caracterización de los personajes. 

La mayor parte de la cinta se rodó en estudios de Los Ángeles, aunque las secuencias exteriores se filmaron en exteriores de Londres, Forest Row, en East Sussex, y Westerham, en Kent.

La película fue protagonizada por la británica Samantha Eggar y Terence Stamp, en los papeles de Miranda y Clegg respectivamente. La intérprete fue con toda justicia premiada en Cannes ─al igual que su compañero de reparto─, y nominada al Óscar a la mejor actriz. Asimismo, su papel sería reconocido en la X edición de los Premios Sant Jordi.

Respecto a Terence Stamp (1938-2025), quien merece ser recordado por una interesante y más que notable trayectoria profesional, diremos, en primer lugar, que ya en 1962, con veintipocos años, tras su primera película en ser proyectada, Billy Bud, de Peter Ustinov -que le valdría la nominación al Óscar para el mejor actor de reparto- recibiría el Globo de Oro a la nueva estrella del año. Y es que el intérprete londinense se destacó pronto en un oficio que era su pasión y su vida.

Henry Terence Stampera el mayor de cinco hijos del matrimonio formado por Esther Ethel y Thomas Stamp, que era capitán de remolcador. Durante su infancia, se trasladó desde el East End a Essex. Como su padre estaba ausente durante largos períodos por su trabajo en la marina mercante, el joven Stamp fue criado por su madre, su abuela y sus tías.

El caso es que desde pequeño sería un rendido admirador del actor Gary Cooper, a partir del día en que su madre lo llevara a ver el Beau Geste de William A. Wellman, con solo tres años. Más tarde, en la década de 1950, encontraría un modelo en el inclasificable ─en aquellos momentos─, así como renovador en el campo de la interpretación, James Dean.

Tras acabar en la escuela, entró a trabajar en diversas agencias de publicidad, ganando un importante reconocimiento en dicho campo. Su comienzo en el cine en 1962 con Term of Trial, del británico Peter Glenville, y el mencionado Billy Bud, le daría pie a intervenir en más de sesenta películas. Entre ellas destacan varias dirigidas tanto por cineastas europeos como estadounidenses. Recordemos, a este respecto, sus papeles del duque Daniele en Divina criatura (1975), de G. P. Griffi, junto a Laura Antonelli o Marcelo Mastroianni; en Teorema (1968), de Pier Paolo Pasolini, junto a Silvana Mangano, como el visitante, o bien encarnando a Sir Larry Wildman en Wall Street (1987), de Oliver Stone, al lado de Michael Douglas y Charlie Sheen, aún en estado de gracia. No debemos olvidar tampoco su interpretación de Dave Fuller de Poor Cow (1967) deKen Loach.Ante tales trabajos y otros tantos, quizá podrían considerarse suplementarios los papeles en Priscilla reina del desierto (1994), de Stephan Elliott, o Superman (1978) y Superman II (1980), de Richard Donner y Richard Lester respectivamente.  Sea como fuere, a todas y cada una de sus actuaciones Stamp les sabría imbuir esa dignidad extraordinaria y melancólica, así como esa distinción de alta escuela realmente no comunes en estrellas masculinas de la Historia del Cine.

No obstante, no querría acabar este modesto homenaje a la carrera de Terence Stamp sin hacer referencia a The Hit, de 1984 (La venganza, en España). La cinta, producción británica dirigida por un todavía joven Stephen Frears (de antes de Amistades peligrosas o The Queen), cuenta con ser la película favorita de un realizador de la talla de Christopher Nolan. Protagonizada por Terence Stamp, en el papel del delincuente arrepentido Willie Parker, que se esconde de sus antiguos compañeros en el sur de España, La venganza se rodó en buena parte en la localidad cordobesa de Almodóvar del Río. A partir de ahí, el filme adquiere el carácter de un road movie, desarrollando su trama a través de la geografía peninsular, con paradas en La Mancha, Madrid o el País Vasco. El reparto se completaba con un ya popular John Hurt (Yo Claudio, El hombre elefante), o un debutante Tim Roth. Junto a ellos, Laura del Sol, Fernando Rey y Quique San Francisco. La música, a cargo de Paco de Lucía y Jorge Pardo, junto a Eric Clapton o Roger Waters.  Vale realmente la pena verla.

Para una mayor información sobre el tema:

https://mislecturasclasicas.blogspot.com/2016/11/el-coleccionista-de-john-fowles.html
https://www.diariodesevilla.es/ocio/muere-terence-stamp-angel-pasolini_0_2004581012.html

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *