La Closerie des Lilas
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Circe Maia, poetisa uruguaya nacida en Montevideo en el año 1932.
Vinculada por lazos familiares a Tacuarembó, vive en esa ciudad desde 1962. Estudió Filosofía y Ciencias Sociales, dicta cursos de Filosofía y colabora en la difusión de la cultura griega mediante un centro ad hoc.
En su primer libro adulto, En el tiempo, Maia ya señalaba que la misión del lenguaje «es descubrir y no cubrir» y a lo largo de toda su obra ha permanecido fiel a este arte poética. Los objetos, las personas, las muertes cercanas, la pintura y el tiempo son algunos de los temas elegidos para «descubrirse» y descubrir la trama humana. La propia experiencia se convierte en la posibilidad de auscultar lo humano y de establecer el diálogo con un tú siempre presente.
Circe Maia a lo largo de cincuenta años de trabajo poético se ha apartado de la literatura hermética, que se vuelve monólogo, y su poesía «ve en la experiencia diaria, viva, una de las fuentes más auténticas de poesía». Su poesía, interesantemente inteligente, se expresa a partir de la sensibilidad, sobre todo, auditiva y visual.
Algunos de sus poemas han sido musicalizados por Daniel Viglietti, Jorge Lazaroff, Numa Moraes, entre otros, mientras que otros se han editado recitados por ella misma.
Velocidad creciente Hay una sensación de que los días pasan a más velocidad y que no hay tiempo de muchas despedidas. Suena una voz, como de insecto, por detrás de los días y detrás de las noches pequeño picoteo, pero que no se para cuando quieres ver, los días se desmoronan como si hubieran sido devorados por dentro. (Las fauces invisibles dan cada vez más veloces dentelladas.) Breve sol A la última hora del sol los rayos atraviesan por el aire, eligiendo: "éste sí, éste no." Quedan en sombra la mayoría; los elegidos brillan con cortezas doradas. Ascendiendo la luz alcanza otros follajes, deja éstos y alumba uno lejano. Ya no hay tiempo de llegar hasta allí. ¿Quién sabe? Vamos. Raíces Hoy de mañana tuvimos que arrancar unas hierbas que creían por todas las ranuras. Se arrancaron las hierbas y quedaron al sol temblando las raíces como sorprendidísimas... ¿y esto? ¿De lo oscuro a lo claro en un instante? Muerte invertida, rara: de la tierra cerrada y ciega al ojo azul, que todo lo traspasa. Abrirse a todo aire: perderse. Soltarse a toda luz: también perderse dicen las raíces temblando.